Que es la PNIE

OBJETIVOS DEL INSTITUTO DE
PSICO NEURO IMUNO ENDOCRINOLOGÍA Y
MEDICINA DEL STRESS
(IPNIE)

El INSTITUTO DE PSICON EURO INMUNO ENDOCRINOLOGÍA Y MEDICINA DEL ESTRÉS (IPNIE) presenta tres objetivos primordiales que se realimentan entre sí.

ASISTENCIA

¿Se puede ser médico sin asistir pacientes? ¿En qué consiste el ser médico?

Encaminado en esta dirección, Viktor von Weizsaecker, autor de profundas reflexiones en el campo de la antropología médica, refiere en su escrito titulado “Los dolores” las siguientes palabras: “Al contemplar el dolor uno no puede permanecer inmóvil, o bien nos acercamos a él o nos apartamos. La inclinación hacia el dolor es en realidad el sentido de la elección de la profesión de médico”.

Ineludiblemente, un determinante esencial de la vocación médica es una suerte de solidaridad con el ser sufriente, el paciente.

Esto convierte la intimidad del acto médico en una atmósfera afectiva que no debe ser rota. Esto es, básicamente, la capacidad de empatía.

Ser médico, en sentido amplio, implica responsabilidad, lealtad y empatía.

Se subraya la importancia de la escucha -o capacidad de significar la voz del otro-, más el imprescindible complemento de saber aliviar y acompañar al paciente.

En países como el nuestro, los médicos tenemos que estar dispuesto a revelarse y confrontar la “máquina de impedir” que funciona en el ineficiente sistema sanitario argentino, que muestra su peor cara precisamente en el ámbito de la salud mental.

Las disciplinas que abordan el complejo campo de la salud mental constituyen por su naturaleza, el escenario que obligue a recuperar el humanismo a las ciencias médicas

Para ello la clínica sería la morada obligada en la vida de la medicina: en este espacio, la tecnología no irrumpe ni manda. Es el contacto humano el que dictamina, la relación médico-paciente la que predomina.

Si no fuera de esta manera, se derrumbaría el edificio ético que sostiene el acto de curar, aliviar o, en últimas instancias, ayudar al buen morir.

INVESTIGACIÓN CLINICA APLICADA

Implica la lectura del cuerpo. El cuerpo, en ocasiones, puede “hablar” más que la mente misma el lenguaje del dolor que en ella emerge.

La tecnología surge en esa instancia como la traductora de ese lenguaje biológico.

Dentro del campo de la Salud Mental existen posiciones que la ignoran. Pero la tecnología no es sorda, sordo puede llegar a ser el médico que las usa mal o directamente no la usa.

Las investigaciones psiconeuroinmunoendócrinas, en especial, acentúan la importancia en la toma de decisiones terapéuticas al estrechar el margen de incertidumbre a la hora del juicio diagnostico de un padecimiento.

Constituyen herramientas científicas que son puestas al servicio del hacer médico, aportando conocimientos necesarios para auxiliar la mejor decisión diagnóstica y terapéutica.

Pero tenemos claro que para el ser médico no debe implicar someterse a la técnica

El INSTITUTO DE PSICONEUROINMUNOENDOCRINOLOGÍA Y MEDICINA DEL ESTRÉS (IPNIE), sosteniéndose en los conceptos anteriormente vertidos, presenta las siguientes líneas actuales de investigación:
– Detección de alteraciones neurofisiológicas (Mapeo Cerebral Computarizado, SPECT, etc.) o alteraciones neuroanatómicas (TAC, RMN, etc.) en las distintas patologías estudiadas.

– Detección de marcadores neuroquímicos de desórdenes afectivos o del ánimo mediante la cuantificación plasmática y urinaria de catabolitos de monoaminas y péptidos que alteran su equilibrio dinámico en las diferentes formas depresivas, permitiendo la identificación del subtipo clínico y orientar a su corrección terapéutica.

– Detección de marcadores psiconeuroendócrinos de desórdenes afectivos mediante la valoración específica de trastornos tiroideos, suprarrenales, gonadales o metabólicos (cortisolemia, ritmo de secreción de cortisol, DST, DHEA, DHEAs, pruebas de estimulación adrenal, pruebas de TRH-TSH, LHRH/LH y FSH, de estímulo específico de GH, IGF, prolactina basal y post TRH, etc), lo cual permite complejos abordajes, mas allá de la intervención psicofarmacológica.

– Detección de alteraciones inmunológicas (CD2, CD3, CD4, CD5, CD16, CD8, CD56, IL1, IL2, IL6) en distintas patologías psiquiátricas, especialmente en las distimias (cuadros depresivos crónicos) o trastornos de ansiedad, que explican la disfunción inmunológica que explica la escasa defensa que se presentan en estas patologías ante las agresiones del medio.

– Detección de marcadores específicos de depresión estacional (ritmo de serotonina, melatonina y cortisol) que permiten diferenciarla de otros desórdenes afectivos.

– Detección de marcadores bioquímicos y psiconeuroendócrinos en ataque de pánico, fobias, desórdenes obseso-compulsivos y otros trastornos de ansiedad (Noradrenalina, Adrenalina, Serotonina, AFA, FEA, Lactato, etc).

– Detección de marcadores bioquímicos de stress mediante valoraciones inmunoendócrinas y neuroquímicas.

– Detección de marcadores neuroquímicos, inmunológicos y clínico-metabólicos en los síndromes de fatiga crónica, a fin de diferenciar estos estados de astenia psicofísica de equivalentes depresivos.
– Detección de marcadores clínicos, reumatológicos y hormonales en fibromialgia y otros síndromes sensitivos funcionales.

– Detección de marcadores neuroquímicos de alteraciones sensoperceptivas de Esquizofrenia y otros trastornos psicóticos (compuestos metilados anormales).

– Detección de marcadores plasmáticos y urinarios de actividad psicótica (HVA; metilados, FEA), fundamentales para monitorear la evolución del paciente.

– Detección de alteraciones del ritmo circadiano de secreciones psiconeuroendócrinas (melatonina, DHEA, cortisol, prolactina, etc) en distintas patologías.

– Detección de marcadores psiconeuroinmunoendócrinas en patologías psiquiátricas infantiles.

– Detección temprana de alteraciones cognitivas en distintas patologías neuropsiquiátricas (demencia tipo Alzheimer, demencias vasculares u otras) y psicóticas, mediante evaluaciones neuropsicológicas y neuroimagenología cerebral, a fin de prevenir mediante tratamientos específicos su progresión.

– Detección de patologías específicas del sueño mediante estudios polisomnográficos y su correlación con marcadores neuroquímicos.

– Detección de marcadores biológicos psiconeuroinmunoendócrinos centrales y periféricos (gastrointestinales y gonadales) en las disorexias o trastornos alimentarios (Anorexia, Bulimia, etc.) cuya corrección impediría la cronificación del estado de hipogonadismo nutricional.

La elección de la batería diagnóstica es elegida de acuerdo a cada caso en particular.

Concluida la etapa diagnóstica se comunicará ampliamente al paciente el diagnóstico final, su pronóstico y el plan terapéutico adecuado para ese paciente.

Dicho plan terapéutico será ajustado en controles periódicos, cuya frecuencia estará determinada por la mayor o menor gravedad de la afección, como así por su evolución.

El alta médica depende, dentro del campo de acción de la Psiconeuroinmunoendocrinología, no sólo de la mejoría sentida subjetivamente por el paciente, sino también por la normalización de los parámetros anormales detectados en la etapa diagnóstica.

La referida normalización de parámetros anormales es de gran importancia, ya que permitiría la prevención de recaídas o recidivas tan frecuentes en otros tipos de tratamientos, como así el deterioro y los procesos de generación de distintas enfermedades somáticas que acaecen a mediano o largo plazo.
FORMACIÓN CONTINUA

La formación continua es fundamental en los profesionales de la salud, en especial en el mundo de la Psiquiatría y las Neurociencias.

De hecho, el título de especialista debe ser recertificado cada cinco años. Pero esta medida adoptada por las instituciones médicas, si bien resulta positiva, no debe ser tomada como solución del difícil problema que se plantea dentro de este mundo. Sólo abre, prepara el camino, para la elaboración o explicitación de los elementos céntricos que componen este campo de acción.

Vemos que el campo de acción de la Psiconeuroinmunoendocrinología, en particular, ha devenido en un espacio vasto y de gran complejidad debido a los inmensos avances en los últimos años en el campo de la neurobiología y diagnóstico por neuroimagen, más los aportes de la genética y la biología molecular.

Claro está, la integración de toda esta información es un desafío en principio agotador, pero ineludible a la hora de aspirar a una formación profesional congruente con los tiempos actuales.

La complejidad inherente al ser humano requiere de tal actitud, a fin de evitar encallar con visiones parcializadas o incompletas. Éstas, por el contrario, recortan la realidad y corrompen la comprensión del ser humano como un todo integrado, en sus vertientes orgánica, mental y espiritual.

Del mismo modo, la terapéutica y el alivio del sufrimiento se verían insuficientes frente a la mixtura y compleja estructuración de los cuadros clínicos.

Debido a esto ha tenido que sobrevenir, para el abordaje del paciente, un enfoque multidimensional.

En este enfoque, los médicos nos vemos obligado a acomodar el pensamiento y detener sus propensiones espontáneas, si es que pretendemos encontrar otra realidad más profunda en el estado de cosas.

En esta necesaria excursión formativa importaría finalmente recordar a Nerio Rojas, médico argentino nacido en 1890 en Tucumán, quien llegó a ser nombrado miembro de la Societé de Medicine Legale de París y de la Societé de Psychiatrie de la misma ciudad, como así miembro de la Academia Nacional de Medicina.

Esta notable figura de la Medicina sintetizó tres elementos que a su entender forman el verdadero espíritu médico: la técnica científica, la sensibilidad profesional y la cultura filosófica.

La técnica dará al médico mayor eficacia, la sensibilidad le dará la virtud de la empatía para con quien sufre; la filosofía le dará la cultura en cuyo ambiente comprenderá mejor los problemas que intenta resolver.

Afirmó que un médico inculto es tan malo como un médico insensible. Era firme su creencia en que no hay cultura científica firme sin una perspectiva filosófica.

Solo así podríamos construir el noble destino de la profesión, y encontrar el sentido superior que la anima.