Vulnerabilidad – Resiliencia. Las dos caras de una misma moneda

«En todo sistema caótico, siempre está el orden implícito; y en todo sistema ordenado, siempre se encuentra el caos acechando».

Históricamente los científicos, para poder seguir adelante con sus investigaciones han aplicado una metodología que se denomina aproximaciones, teoría de errores o eliminación de ruidos. Así se comenzó a comprender el mecanismo de determinados fenómenos, pero no tal cual eran, con un cien por cien de exactitud, sino lo más aproximado posible.

Hoy en día, profesionales de todas las ramas, desde la Física hasta la Química, la Biología, la Genética, y más recientemente en las Ciencias Sociales, han adoptado estos nuevos pensamientos para poder explicar con más detalle y de una forma más real el mundo que nos rodea.

* La palabra FRACTAL proviene del latín fractus: quebrar; los fractales son fórmulas matemáticas que pueden expresarse gráficamente como imágenes de gran belleza, en las cuales los pequeños detalles tienen una relación estadísticamente similar y directa con el todo; cada parte del fractal se repite infinitas veces y en todos los casos conserva una estructura o «herencia» con las mismas características de la figura global. Cualquier alteración en los factores individuales de la estructura o fórmula inicial, por mínima que sea, puede desencadenar grandes cambios en la apariencia del todo.

Esta unidad temática, es adelanto exclusivo de un capítulo del próximo libro de la Dra. Andrea López Mato.
La Dra. Andrea López Mato, directora del IPBI (Instituto de Psiquiatría Biológica Integral), es una de las investigadoras y autoras más prolíficas en el campo de la Psicoinmunoneuroendocrinología Argentina. La versión completa del trabajo científico puede ser solicitado al Grupo de Lectura psyline@gador.com.ar, o bien a través del Representante de Gador S.A.

fractales
El Conjunto de Mandelbrot es el fractal más famoso que existe. A la izquierda puede verse la imagen original, en la de la derecha se ha hecho un ZOOM, (acercamiento) y se aprecia nuevamente la misma estructura, aunque visualmente no es exactamente igual, estadísticamente es similar. Si comenzáramos a hacer ZOOMS y «navegáramos» dentro del fractal encontraríamos esa imagen infinitas veces.
Dra. Andrea López Mato
VULNERABILIDAD – RESILIENCIA
«Las dos caras de una misma moneda»

Estrés y adaptación
(una cara)
Refiere la Dra. Andrea L. Mato que en las cambiantes sociedades contemporáneas, nuestro organismo debe adaptarse permanentemente a situaciones de amenaza, respondiendo con nuevos equilibrios que a su vez configuran nuevas situaciones, que despiertan y activan sistemas de cambio, para mantener la homeostasis.

La teoría del caos explica que en todos los sistemas dinámicos hay una dependencia sensible a las condiciones del estímulo inicial que siempre determinan conductas inestables.

El hombre no escapa a este paradigma de desequilibrio – respuesta adaptativa – nuevo desequilibrio- nueva adaptación. Somos sistemas fractales*, como todo el resto del universo y la eterna posibilidad de cambio determina a los sistemas vivos. Además se describen las complejas respuestas fisiológicas al stress y las adaptaciones patológicas al distress.

«Luego de varias décadas de descripciones, se considera indiscutidamente al estrés como un mecanismo fisiológico de homeostasis. En dicho mecanismo se producen diferentes niveles de respuestas, que presentan imbricadas interconexiones, permitiendo la acomodación biológica ante un estímulo (físico o psicológico, real o imaginario, interno o externo).»

«Es importante recalcar que la respuesta depende casi siempre de circuitos preformados pero también de nuevos circuitos, en permanente formación por nuevas sinaptogénesis o incluso neurogénesis². Las Intervenciones Psicoterapéuticas y Farmacológicas permiten actuar intentando lograr nuevos equilibrios.

«Cuando intervenimos biológicamente debemos siempre recordar el concepto de Post, quien refiere, que algunas alteraciones que se detectan en los desórdenes psiquiátricos pueden ser compensatorias y adaptativas; esto quiere decir que pueden ser parte de mecanismos terapéuticos en-dógenos más que una parte del proceso patológico. Es tan importante medicar cuando es necesario como no medicar cuando no es imprescindible, ya que puede ser incluso iatrogénico. Dijimos que nuestro organismo es un sistema fractal. Como tal no es ordenado y debe permanentemente adaptarse a cambios. Según la teoría del caos no siempre podemos predecir el comportamiento de un sistema, aunque lo conozcamos. Es más, no necesariamente entenderemos lo que podemos predecir. Sin embargo cuantas más variables podamos medir, más predicciones de probabilidad podemos hacer. En nuestros mecanismos de adaptación al distress estamos lejos de conocer todas las variables».
Resiliencia
(la otra cara)

En la primera parte se define el stress y los mecanismos adaptativos y desadaptativos que nuestro sistema PsicoInmuno-NeuroEndocrinológico (PINE), pone en juego para afrontarlo o confrontarlo.

Se explica que un individuo es vulnerable al stress cuando éste le origina conductas perturbadas que generalmente se traducen en distintos cuadros de ansiedad o depresión, o dan origen a patología psicosomática.

La segunda parte de este interesantísimo trabajo está dedicado a «la otra cara». El reverso de la moneda es ser resiliente.

Resiliente es aquel que enfrenta una situación hostil y/o aversiva y sale fortalecido.

El término resiliencia proviene de antiguas filosofías orientales, pero también se aplica en la física a la capacidad de resistencia plástica de algunos materiales. (Es resiliente un metal que recupera o incrementa su temple al retornar a la temperatura inicial, luego de haber sido expuesto a un calor intenso).

En la vida orgánica hay resiliencia desde los niveles más simples a los más complejos.

Conocemos por resiliencia celular a los mecanismos que posee la célula, como sistema vivo, para propender a su crecimiento y maduración y para evitar su muerte.

En este aspecto, la resiliencia puede ser innata o adquirida.

La célula nerviosa puede desarrollarla gracias a un equilibrado balance de factores de crecimiento y muerte neuronal. El ser humano nace con resiliencia o la desarrolla de acuerdo a sus experiencias tempranas y a la adaptación al sistema familiar, social y cultural que lo circunda.

La resiliencia es una vulnerabilidad positiva, es una capacidad innata o adquirida para evitar que las situaciones amenazantes deterioren nuestro funcionamiento biopsicosocial.

La resiliencia es tan antigua como para que, molecularmente la posea cada célula de nuestro cuerpo, tan actual como para que la despleguemos como personas y tan compleja como para que la transmitamos y la transformemos culturalmente.

Nature and nurture nos dan vulnerabilidad o resiliencia.